El ciclo demográfico antiguo se caracterizaba, en líneas generales, por unas elevadas tasas de natalidad -en torno al 40 por 1.000; en 1990, la tasa de natalidad global de Europa fue del 13 por 1.000- y mortalidad
-con tasas variables y de difícil medición, que se pueden cifrar entre
el 25 y 38 por 1.000; tasa europea en 1990: 10 por 1.000-, periódica y
bruscamente elevada esta última por la aparición de mortalidades
catastróficas, con el resultado final de un crecimiento vegetativo débil
y discontinuo (como es sabido, en demografía las tasas brutas
relacionan número de acontecimientos producidos en un año en el seno de
una población determinada y volumen de esta población).
FUENTE: (ARTE Y HISTORIA CULTURAL )
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